domingo, febrero 08, 2009

Bellas Mentiras


"Las Mil y Una Noches” surge como la mentira de una mentirosa encerrada en un texto de mil rostros. Fue el sultán Shahriar quien, tras descubrir el adulterio de su mujer, decide asesinarla y pedir una mujer por noche al visir (claro está, para posteriormente asesinarlas a la mañana). Las noches de diversión y las mañanas de júbilo terminan cuando aparece Sherezade quien, gracias a la narración de un cuento, logra entretener al buen hombre y así salvar la vida..

He aquí donde comienzan nuestras “Las Mil y Una Noches” y he aquí donde comienza nuestro número cuatro. Los relatos irán desde la tragedia hasta el drama pasando por algunos relatos humorísticos; nuestra narración comienza de la mano de Isabel Allende y nos despierta entre los sueños de Alix O`toole y Sergio Rodríguez. Quizá nos despertemos entre las esculturas de Janinne Wolfsohn o en un barco de la mano de esos navegantes del Palomar o entre un arpa mágica. Ya se escuchan los acordes, ya el sultán espera atento una nueva historia.
Tres años (y varios hijos) llevaron a nuestra contadora de historias a mundos perdidos y encuentros inesperados a través de esa tan comentada estructura encajada, a través de falsedades de traducción y verdaderas búsquedas bibliófagas. Borges miente de nuevo e incluye un nuevo texto, esta vez de ese su heterónimo llamado Borges en ese relato tan erótico como malsano, tan diferente como extraño como buscado como encontrado y reencontrado y muerto cada mañana otra vez para volver a renacer en la imaginación de los mentirosos, en la verdad de las palabras.
Como sucede con otros también famosos libros, “Las Mil y Una Noches” nos ha llegado gracias a esfuerzos varios, unas veces tejidos con medias mentiras, otras con medias verdades (como los famosos cuentos de Aladino, Ali Babá o el mismo SImbad, que según algunos estudiosos parece que no formaron nunca parte de la recopilación original, sino que fueron añadidos de Antoine Galland). Y es que tal vez la fascinación que aún hoy nos envuelve en torno a este texto persa tiene que ver con ese mismo misterio que una noche trataron de resolver otros famosos heterónimos llamados Guillermo de Baskerville y Adzo de Melk: ¿dónde está la verdad? Ya lo dijo el famoso florentino. Y es que el arte, siempre, no es más que una bella mentira y una traducción sobre una traducción de un original perdido. Tal vez algún día, en una biblioteca que soñó un poeta, un novelista encuentre una historia dentro de una historia y quizá ésta nos lleve, tejida entre mentiras y falsedades idiomáticas, a esa gran verdad que sólo la luz de un antiguo candil puede enseñarnos: que la vida es ilusión y que sólo la imaginación puede llevarnos a vivir un día más, a amanecer y mirar el futuro despacio tras los ojos de una contadora de historias que lucha por conservar su vida con la única arma que les es dada empuñar a los gigantes, La Palabra.
Otra vez, un viaje dentro de un viaje…, otra vez nuestra imagen reflejada en el muro opaco y candente de las palabras que se deslizan, atentas y enfermas, al suave transcurrir del relato eterno, fiel y mentiroso, tan sincero como el amor de Sherezade tras el irónico cuchillo del lector dispuesto siempre de esa nuestra Luna llamada Yareah.