jueves, mayo 25, 2006

¡Qué mundo!

Entre sospechas materiales y ficticias (que da igual), parece que por ahí circulan señores de túnica enfrentados a baqueros aficionados a la novelística. Como soy un tipo bastante "poco verdadero", diré la verdad en la que creo: Verdades hay tantas como enunciados, siempre que no contradigan lo enunciado.
Esta tautología (soy consciente) nos lleva a una verdad aún más evidente (si Descartes levantara la cabeza): Sólo es verdad aquello que ha sido enunciado con coherencia. Bien ésta es, más o menos, la base del pensamiento occidental. Si creen que digo tonterías que me rebatan, pero estarán llevando la contraria a Aristóteles (y a ver quién es el "guapo" que osa). Todo ello viene a decir.

Primer premisa: Todo artista es sensible
Segunda premisa: Los escultores son artistas
Conclusión: Todos los escultores son sensibles

Total, queridos hermanos, que la conclusión es cierta siempre desde un punto de vista racional (a no ser que nuestros padres fuesen primos hermanos o nos cayésemos del triciclo de pequeños).
Total, que partiendo de una mentira, podemos llegar a una estupidez aún mayor, pero también podemos llegar a una verdad. Pero lógicamente, las premisas sólo se pueden comprobar cotejándolas con la realidad. Ejemplo: Si mi primo Bartolo es escultor, y es un cenutrio total... ¿Está mal la conclusión? Pues probablemente esté mal Bartolo. ¿Quién es para llevarle la contraria al mismísimo Aristóteles?

Este método parecería a simple vista algo simple, pero todo el sistema occidental de pensamiento se ha basado en esto. Incluso los ordenadores, con su modernidad, emplean este sistema. Son las llamadas "retículas booleanas" (esto hay que repetirlo tres veces). Total, que con el Y, O y NO podemos establecer relaciones entre los elementos y crear así, el universo. Parece una chorrada, pero que se lo pregunten a un programador. Si Pepe es mayor que Pablo y Palo más rico que Javier, ¿qué relación tienen Javier y Pepe? Tenían la misma novia (por cierto, un poco casquivana la chica).
Tomémonoslo con humor, el álgebra de Booles supone la aplicación a la matemática de un principio de pensamiento que, algunos antes algunos depués, ha regido la humanidad desde el Neolítico (salvo a algunos miembros de la Academia Sueca: Joyce se merecía el premio Nobel).
Esto me recuerda a esta "peliculilla" con Tom Hanks que han estrenado ahora (qué preciosa está Seth Gabel, me voy a hacer católico). Francamente, está bien que la gente hable de deidades femeninas (por fin se enteran). No diré nada, porque no merece mi divina atención (he estado centrado en la final de la Champions League, que eso sí es cosa seria). Pero mirémoslo un minuto: Premisas, conclusiones. Partiendo de premisas, erróneas o no, hasta un crío es capaz de obtener conclusiones.

Y ahora sí hablaré en serio. Creo en James Joyce y creo en Oscar Wilde y creo en William Faulkner. Los tres hablaban de historia a su manera, pero los tres se dieron cuenta de que la única verdad existía para ser contada, y que, más allá de la verdad de lo relatado, la belleza estaba por encima de la realidad. Puede ser una belleza cacofónica o una belleza griega, una belleza proporcionada o cacofónica, pero Schöenberg también era música. Quizá el gran hallazgo de este siglo (que quizá generaciones venideras desmonten) sea el advenimiento de una nueva moral basada en la belleza. Cuando desmontemos las normas escritas, cuando luchemos contra el academicismo artificial, quizá logremos algo francamente difícil: Contemplar la belleza académica desde una nueva perspectiva, libres por fin del corsé formal.
El problema de toda colectividad se basa en el miedo de estos individuos a pensar por sí mismos. He ahí la gran polémica del libro (y de la recién estrenada película). Los individuos siempre han necesitado un guía y un pastor, sea quien sea (debo limpiar mi estatua de Joyce, recuérdenmelo). No importa lo que la historia diga, hemos de mirar más allá del silogismo, más allá de la verdad histórica (y por tanto historicista) y pensar en la verdadera belleza del silogismo.

¿Es todo artista sensible? Quizá la premisa esté equivocada. Dijo Oscar WIlde en su prólogo a "El Retrato de Dorian Gray": El artista es el creador de cosas bellas. No importa si los artistas son sensibles o no, o si la sensibilidad es la condición para la creación de la belleza. Miremos al silogismo. ¿Les gusta? Entonces es verdad para ustedes, más allá de la historia.
Un día, el mundo se liberará de ese cáncer llamado historia.

Orgullosamente suyo,
Martín Cid

sábado, mayo 13, 2006

Dicotomías

Saludos, estimados lectores (eco, eco... vacío). Estoy a punto de terminar un cuento al que he puesto por título "Kernel 1.0". Si hay alguien interesado, lo podrá encontrar en Grupo Alción (probablemente, aunque igual me decido a mandarlo a algún otro sitio, nunca se sabe). Es un poco diferente, sobre todo en temática, a lo que he escrito anteriormente.
Desde luego, el personaje será un fumador.
No es que pretenda hacer "guerra sucia", lo cierto es que me da absolutamente igual si la gente fuma o no. El único motivo por el que deseo que fumen es que, de no hacerlo, convertirían el tabaco en un bien (BIEN) minoritario, y sería más complicado hacerse con él. Ahora debe estar hasta prohibido hablar de los beneficios del tabaco, pero piénsenlo: Terminaremos todos en la cárcel tarde o temprano.

Como en una buena sociedad (justa, democrática y parlanchina) tenemos leyes para todo. Vivo en Madrid. No sé si la habrán quitado, pero hace años había una ley, supongo que sigue habiéndola, que prohibe correr por la calle. Claro, tenemos centros habilitados para eso. También hay una ley que prohibe (expresamente) situarse fuera de la acera. Un ejemplo sería: Llegamos tarde al autobús, no tenemos dinero, corremos para cogerlo, esperamos diez centímetros fuera del bordillo... ¡A la trena!
Algunos (perspicaces) lectores argüirán: ¡Esto no sucede! Cierto señores, no sucede, somos seres libres bien-pensantes, que incluso tenemos la suprema libertad de echar una "carrerita" para coger el autobús. Pero incluso de las leyes más absurdas se infieren las consecuencias más crueles. Vivimos en un Universo Kafkiano, gobernado por la burocracia y leyes que, salvo que seas abogado, es imposible conocer (al menos todas). Las leyes, en teoría, protegen al ciudadano sobre los posibles abusos. Sí, es igual que al pobre Joseph K., al cual incoan un proceso que no conoce pero... ¡Alabemos! el sistema le da las armas para defenderse. Podremos decir al juez (que, probablemente fumará sustancias prohibidas, esperémoslo por nuestro bien) que "es una ley absurda". El buen juez nos comprenderá y pondrá cara de circunstancia: No estamos aquí para discutir la ley, sino para cumplirla.

De leyes tan absurdas como éstas se deduce que la ley está creada para pillarnos. La diferencia con el método stalinista es que, dentro de su crueldad, era más humana. Podemos ver cómo desaparecen, a medida que son eliminados por el "capo" de turno, los miembros del partido de la foto. Los pobres habían cometido el pecado (supremo) de no cumplir los dictámenes del jefe (o ya no eran útiles). Recuérdenlo cuando hablen con el juez, amigos lectores, porque ay de ustedes si no tienen un trabajo cuando sea dictada la sentencia: ¡Será motivo agravante!
Nuestra "democracia" es una "dictadura de la clase política". Por decir esto, de no contar con los servicios de un buen abogado, me podrían encarcelar. Existe también una ley que, en teoría, sirve como defensa del ciudadano: Si se expresa una opinión, no es motivo de delito. En Alemania aún encarcelan a señores historiadores por dar su opinión (estemos o no de acuerdo con lo que dice, no deja de ser una opinión). Llegamos a un tiempo en el que, cualquier idea que escape ligeramente a los "ideales establecidos" es objeto de burla cuando no condena implícita.
Señores (y señora o señorita que amablemente me lee), rasguemos de una vez nuestras vestiduras y recordemos el pasado. Hubo condenas y matanzas, y las habrá en el futuro, pero dentro de este salvajismo medieval... encontramos a un ser humano capaz de, por vez primera, ser hombre. Aquellos hombres, en su suprema estupidez, eran doctamente sabios, casi divinos en su falta de conocimiento. De sus enseñanzas perviven la cábala y la Biblia... No sabían qué era un ordenador, pero dedujeron las leyes de pensamiento basadas en silogismos (que luego aplicaría la informática en la programación). No sabían nada de leyes y, sin embargo, tuvieron la fuerza para poder pecar.

Amigos míos, no hablo de tabaco: Fumemos un minuto.

sábado, mayo 06, 2006

Comienzo.

Saludos a todos. Nos hemos mudado (yo y mi ego fundamentalemente) y hemos dejado de actualizar el otro espacio, aunque lo conservaremos activo y veremos si reporta algún milloncete que otro (hay que ahorrar para esas pipas de 20.000 euros con sombrerito tan "monas").
Primero, recomendar un artículo muy agradable, sobre todo a los no fumadores (para que empiecen de una vez, que ya es hora).
Cómo_los_mass_media_manipulan

El artículo está bien escrito. Un miembro del Club de la Pipa lo recomendó, y así me permito la osadía de recomendarlo.

Ahumados saludos para todos.

viernes, mayo 05, 2006