martes, junio 29, 2010

Lo que todo el mundo piensa, por Martín Cid

http://www.martincid.com

No sé si será que me estoy haciendo mayor o que el estado de las cosas no da para otro lema que el de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pero lo cierto es que estoy últimamente recordando mis tiempos en la Universidad. Fue en primero o en segundo cuando alguien me dijo (en el bar, por supuesto) que había que leer un libro escrito por una tal Noelle Neumann (alemana, sí). Si me hubiesen comentado algo de un trabajo en grupo o alguna otra actividad, la cosa no habría pasado del clásico “pídeme otra copa”, pero lo cierto es que un libro siempre alimenta el espíritu.
Noelle Neumann ha muerto hace poco (en marzo). Sin duda convendría recordarla un poco. Su aportación más famosa fue la teoría de La Espiral del Silencio. Dice más o menos (que por una vez no voy a copiar la definición de ningún sitio) que una persona no declarará a favor en un tema cualquiera cuando la opinión pública hacia ese tema es claramente contraria. Así se genera “la espiral del silencio” en la que nadie dirá nada si no es a favor de la opinión pública. Tengamos en cuenta que esta señora nació en 1916 y, por tanto, vivió algún que otro conflicto mundial.
Hoy en día esta teoría (que ya no sé si llamarla principio, porque comienza a ser bastante evidente) tiene una feroz validez no sólo en el campo del periodismo o de la comunicación de masas, sino en todo fenómeno cultural. Los libros se han reconvertido en una especie de panfletos de lo políticamente correcto y lo mismo ocurre en la TV, en el cine, en la política y hasta en el deporte… todos ellos sometidos a la eterna rotación de esta espiral.
Pero más allá de los medios de comunicación, esta espiral también tiene su efecto en una conversación mundana, en la que todos procuran adherirse a la opinión más popular para no caer en el silencio y comenzar a ser una minoría (la que se supone está equivocada).
Después de esta introducción, si quieren un tanto excesiva, iré al grano, les haré una pregunta (sí, soy una mala persona, lo tenía preparado desde el principio): ¿no han notado una gran diferencia entre lo promulgado en los medios de comunicación y la opinión de la calle? Todos los días me topo con una expresión tipo “mentiroso”, “fullero” o “mangante” (por no hablar de otras que suenan bastante peor) cuando aparece algún político en la televisión.
Las claves de esta desconexión son varias. Por un lado, vemos una creciente desconfianza en los protagonistas del sistema (los políticos) que no han sabido crear un clima de opinión pública favorable a sus intereses, sobre todo debido a la crisis económica mundial. También está el tema de la emergencia de nuevos medios de comunicación que van más allá del clásico esquema de emisor-receptor. Hablo sobre todo de internet, un nuevo mundo en el que ya está casi todo el mundo y que, por ahora, se escapa del control político al que siempre han sido sometidos los medios de comunicación. Desde mi punto de vista llegará el día en el que también internet estará controlado, sí… pero ese día aún no ha llegado.
Así y con todo, el ciudadano se siente hoy más que nunca imbuido en esta espiral del silencio por una razón: aún estando en la mayoría y sintiéndose identificado con sus semejantes, la opinión pública parece ir en contra de la opinión mayoritaria, intentando sostener la burbuja capitalista a base de medidas cuanto menos dudosas.
Y hablando de cuestiones dudosas: ¿de dónde vienen siempre las grandes soluciones? Claro está, del país que mantiene el imperio (en este caso, un imperio más económico que territorial): los Estados Unidos de América. Alguien dijo una vez (yo en un bar: ayer, 10 de junio del 2010) que las crisis económicas que a partir de 1929 asolaron Europa y América fueron las verdaderas causantes de la II Guerra Mundial. Ahora se critica a Bush por emplear esta misma economía de guerra, pero lo cierto es que ya sus ilustres antepasados en el trono (perdón, presidencia) lo habían hecho con más o menos éxito (que nadie se olvide de Vietnam). Y es que reza un principio del capitalismo financiero que el dinero tiene que estar en constante movimiento para que el invento funcione, así que el recorte en el gasto público (y demás soluciones chapuceras) no hará más que dejar a los pobres funcionarios sin dinero, lo que revertirá en un menor consumo y una menor fuerza económica del país del que hablemos. Cualquier política de recorte supone ir en contra del propio sistema y se erige en una especie de “parche pasajero” que nada va a arreglar a la larga.
(Lo sé, en mi párrafo anterior no he descubierto precisamente la pólvora)
Ya habrán deducido, inteligentes lectores, la solución final del asunto (sí, soy consciente de las connotaciones de “solución final”). No hablaré sobre este asunto porque la espiral del silencio me da mucho miedo y enturbia mis sueños, ni pronunciaré el final anunciado de esta crisis en manos de políticos herederos de la economía de guerra que ya llevó a Europa a la catástrofe. ¿Por qué? Porque la espiral del silencio es poderosa y me dirán ustedes: ¿cómo vas a decir que esto terminará en una (palabra que empieza por g y termina en a)? No, en absoluto, no predigo una nueva Guerra Mundial, pero sí que, como en anteriores ocasiones, algún país (y esta vez tendrá que ser algo mayor que Afganistán) vendrá a pagar los platos rotos de la maltrecha economía de los países del llamado capitalismo financiero.
De esta manera, ya lo supieron los antiguos, el dinero volverá a fluir y cambiar de manos y saltar y correr como rezan los principios de la economía de guerra.
Diría ahora Noelle Neumann: calla la boca, que no estás diciendo lo que pregona la opinión pública.
Y es por eso que hablo ahora, ahora que la opinión pública ficticia se ha debilitado ante unos ciudadanos descreídos.
Y es por eso que hablo ahora, ahora que se emplean los derechos humanos como bandera con la misma rapidez que se prende fuego a dicho emblema.
Así, cada día me despierto y leo los periódicos esperando la noticia, la que acabe con la crisis (y con cientos de vidas humanas).
Esto es Occidente.

**Martín Cid es autor de las novelas “Ariza”, “Un Siglo de Cenizas” y “Los 7 Pecados de Eminescu”, y del ensayo “Propaganda, Mentiras y Montaje de Atracción” (editorial akrón, 2010).
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Artículo publicado en:
http://www.lanaciondominicana.com/ver_opinion.php?id_opinion=1779

Los hombres que miraban estupefactos a las mujeres


por Martín Cid
http://www.martincid.com

Mi nombre es Martín Cid y he tenido el placer de prologar el libro “Las Chicas del Óleo, pintoras y escultoras anteriores a 1789” de Isabel del Río, publicado recientemente por editorial Akrón. Se trata de un ensayo sobre antiguas mujeres artistas anteriores a la Revolución Francesa. Según los franceses (que si los dejan sueltos declararán con toda seguridad haber provocado el Big Bang) este hecho cambió la manera de percibir el mundo y sentó las bases de la democracia actual.
Lo sorprendente del libro es que, parece ser, anteriormente a 1789 las mujeres eran ya tenidas en cuenta y un hombre tan (¿macho, machista?) como el rey Felipe II de España no tenía ningún problema en contratar mujeres como pintoras de la Corte. Así lo hizo con Sofonisba Anguissola, Lavinia Fontana, Catharina van Hemessen y otras.
Hoy en día, las cosas han cambiado y gracias a nuestros buenos políticos zapateristas tenemos algo tan necesario como el Ministerio de Igualdad (sí, estoy siendo irónico). Al frente de este Ministerio tenemos a una señora llamada Bibiana Aído que nos deja periódicamente “perlas” periodísticas como la siguiente:
“Los piropos y que los hombres abran la puerta no es machismo".
Bibiana Aído, Ministra de Igualdad

Alguien se preguntará (no sin cierta razón) si semejante reflexión es propia de una mente preclara o si, por el contrario, es fruto de un plan machistamente elaborado para probar la insuficiencia mental de ciertas féminas. Sea como fuere, y teniendo en cuenta la segura trivialidad del asunto, la declaración fue emitida con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer (trabajadora). Por cierto, antes era solamente el día Internacional de la Mujer, pero ahora sólo se puede celebrar a aquéllas que trabajan. Cosas de su democracia.
La declaración de la ministra Aído no pasaría de ser otra banalidad más del tipo "llevo zapatos rojos" pero ha tenido un gran eco en algunos medios de comunicación, que consideran que un hombre abra o no la puerta a una señorita (o señora) es digno de un debate a nivel nacional.
Plantearé un pequeño ejemplo para posicionarme: también entre caballeros es sinónimo de educación dejar pasar al otro (ya sea éste anciano o no). Un signo de cortesía a la antigua que, por lo visto, se ha perdido. La señora Aído no hace sino reseñar un hecho trivial que no debería tener mayor trascendencia porque cuando un hombre me dice “pase usted” no la emprendo con él por llamarme (o llamarse) machista o feminista o loqueseaista.
En estos tiempos modernos te empujan y casi te escupen, razón sin duda que me impide tomar el transporte público. ¿Se perdió la costumbre cortés y sólo se conservó para ellas? Bien, un caballero que se preciara tenía que dejar pasar a las damas.
Pero el mundo ya no incluye a los caballeros.
Ayer me reía de semejantes declaraciones por pueriles y banales, sí. Pero hoy leo la reacción de los grupos feministas:
"(...) pase señorita es una intromisión en la vida de alguien, es especular con su estado civil. Nadie habla de señoritos, y si lo hacen es con otra connotación".
Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas (FMP).

Dícese: "señorita, ¿me podría usted pasar la sal?", según la tal Besteiro, sería "especular con el estado civil" y... ¡a callar! porque eso de especular es algo parecido al machismo.
Simplemente, brutal. Me reconozco hoy como un hombre que miro estupefacto a este tipo de mujeres.
Explicaba al principio de estas líneas que había prologado un libro sobre antiguas pintoras, sí. Me siento orgulloso de haberlo hecho y haber podido comprobar que en la historia no todas las mujeres se han dedicado a discutir sobre la conveniencia de quién pasa primero o sobre especulaciones de alto rigor filosófico que analizan el estado civil.
Sí, señores (y señoras y señoritas y hermafroditas, que también los hay), miro estupefacto a estas personas del género femenino que no tienen otra forma de crear controversia y buscar protagonismo que discutir sobre nimiedades en vez de imitar a esas otras mujeres que hicieron y hacen algo a favor del conocimiento humano y de las artes. Hoy vuelvo a leer el libro y vuelvo a admirarlas, mujeres que sí desempeñaron importantes cargos no basados en cupos para minorías. Fueron mujeres y hombres valientes en un mundo que no fue más igualitario que lo que la pseudohistoriografía pretende afirmar.
Sí, apelemos al franquismo o al nazismo y comparemos y lleguemos a la propagandística conclusión de que es realmente necesario un Ministerio de la Igualdad para paliar los errores del pasado obviando los nombres de las damas que en otros siglos fueron ejemplo de una igualdad verdadera.
Hoy afirmo, señoras y señores, que deben llegar los mejores a un puesto, independientemente de su sexo.
Hoy afirmo, señores y señoras, que semejantes debates no hacen sino dañar la imagen de la mujer y condenarla a la más terrible desigualdad: considerarla incapaz.
Hoy afirmo, señoras y señores, que no hay mayor desigualdad en el mundo que la que está condenando al sexo masculino a sentirse culpable y acosado por esas féminas que no buscan más que notoriedad a costa de la trivialidad, la demagogia y la mentira.

Esto, señoras, no es machismo.
Es sólo sentido común.
El resto, simplemente me deja estupefacto.

Artículo publicado por primera vez en El Republicano Digital:
http://elrepublicanodigital.blogspot.com/2010/05/colaboracion-los-hombres-que-miraban.html

martes, junio 15, 2010

El Fenomeno Gump, por Martín Cid


El modelo Gump
por Martín Cid
http://www.martincid.com

Como hacían en tiempos de Shakespeare, voy a empezar como se debe: pido disculpas de antemano por lo que se disponen a leer. Probablemente ustedes sean lectores inteligentes y cultos y no merezcan ser incluidos en las filas de los que en breves momentos vamos a describir. A usted, lector inteligente, le doy mi más sentido pésame.

Para quien dude de la sabiduría de los antiguos, ya lo resumió Henrik Ibsen en una frase: la mayoría de los hombres son idiotas y, por tanto, la posibilidad de que un idiota llegue al poder es infinitamente mayor que la de que lo alcance un hombre con verdadero talento.
Contiene esta frase la quintaesencia del modelo Gump.
Ya no tenemos más remedio que rendirnos.
¿No saben qué es el modelo Gump? El modelo Gump.

¿Cuándo comenzó el magnicidio? Lo desconozco y no puedo aventurarme a dar una fecha exacta. El 6 de junio de 1944 comenzó el desembarco de Normandía, con lo que se afianzó (dicen los más sabios del lugar) la supremacía moral norteamericana. Digo moral con todo el sentido irónico que mereció y merece. A partir de entonces, comenzaron una serie de hecatombes físicas y psíquicas que desencadenaron en la actual aquiescencia para con el modelo “democrático” actual que formó el ya por todos conocido “fenómeno Gump”. Hasta aquí, todo más o menos bien y todo más o menos políticamente correcto.
Sí, antes ya habíamos llegado a grandes cotas de libertad humana con el sufragio universal y la Revolución Francesa y demás grandes manifestaciones del espíritu humano. Todos estos acontecimientos son considerados por los más sabios expertos como los antecedentes del modelo Gump.
Con la victoria de los Aliados comenzó el aparato propagandístico a dar sus frutos. Un hombre como McCarthy llegó a afirmar que el comunismo estaba creando niveles de homosexualidad alarmantes en las tropas (es un ejemplo anticipado para que vean hasta donde ha llegado el nivel de desarrollo dialéctico del modelo).
La victoria americana no supuso sólo la afirmación militar de “espera a que se cansen, que luego vendremos nosotros como salvadores”… ni la creación de un “nuevo” (las comillas son por el “cachondeo”) sistema de “valores”, sino el reconocimiento mundial de esos “valores” (por muy estúpidos que a veces hayan sido éstos).
Mucho tiene que ver este sistema moral con el “sueño” americano (cualquier tonto puede llegar a Norteamérica sin talento ni dinero y hacerse un hombre de pro) y muy explicado está en la película Forrest Gump (sin comentarios): héroes en una historia efímera que apenas tiene un siglo de existencia.

Principios y verdades del modelo Gump:
Con el paso de los años el modelo Gump se ha extendido y ha dado lugar al cual cáncer en las sociedades modernas: cualquier persona, por bajo que tenga el cociente intelectual, puede llegar con esfuerzo a hacerse el amo del mundo. Dícese: el modelo Gump niega cualquier trascendencia del factor talento o inteligencia en la consecución de los fines.
Por cierto, y lo digo desde ya: el modelo Gump se basa en la propaganda (lo dijo Goebbels: la propaganda debe ser vulgar para así llegar a un mayor número de personas). Un modelo propagandístico (también lo dijo el mismo nazi) se debe basar en la verdad y no se debe mentir porque entonces el pueblo no se lo va a creer.
Dícese: el nivel de aquiescencia para con la realidad ha de ser directamente proporcional con el nivel de estupidez. Conclusión: el modelo Gump no funcionará a no ser que sea comprobable y se den al público ejemplos prácticos de su buen funcionamiento. Ya he nombrado a McCarthy (el mismo de la “caza de brujas”, otro modelo propagandístico a imitar: se interrogaba a los actores si eran comunistas porque los actores de Hollywood tenían algo, credibilidad y publicidad y público). Hay algún que otro ejemplo de gran triunfador con escaso cociente intelectual que ha llegado, incluso, a Presidente de EE.UU.
El modelo Gump tiene muy en cuenta el pasado y la consecuente ruptura con el mismo de cara a su éxito. Si en el pasado el valor del hombre venía de una mezcla entre valores morales y sociales, en el actual (basado en una falsa idea igualitaria, no lo olvidemos) se prescindirá de los morales de cara a afirmar el propio modelo, de tal manera que la valía personal de Forrest vendrá determinada por el único factor del éxito social cosechado, y éste vendrá únicamente determinado por el éxito económico.
Asimismo, el modelo Gump afirma el nivel máximo de satisfacción del individuo Gump, ya que cualquiera está capacitado para su práctica y a mayor número de practicantes mayor será el nivel de satisfacción mutua.
El modelo Gump debe ser constantemente alimentado desde los medios de comunicación, no vaya a ser que nuestro Forrest se sienta solito y deje de creer en el modelo. Esto se logra a partir de lo anteriormente expuesto: tendremos individuos Gump en puestos de compromiso y públicos, de tal manera que no sea necesario adoctrinarlo en el empobrecimiento lingüístico o metafísico. Ellos mismos serán capaces de deleitarnos espontáneamente con alguna reflexión propia de un primate.
El modelo Gump debe sorprender constantemente: no importa cuán estúpido parezca el comentario, no olvidemos nunca que más estúpido aún puede ser el receptor del mensaje.
El modelo Gump se basa en la eficacia de la doble negación de la cuádruple raíz del principio de estupidez suficiente: siempre hay alguien más tonto con las mismas oportunidades. El nivel de oportunidad de cualquier individuo viene determinado directamente por su nivel de creencia en el modelo, por lo que cualquier no-creyente será automáticamente excluido por los propios creyentes (y practicantes). Dícese: cualquier persona que crea que por superar los ochenta puntos de cociente intelectual pueda llegar a tener más posibilidades que cualquier otro será “democráticamente” excluido del sistema de la mayoría.

Sin embargo, algunos expertos (que entre todos afirman haber leído un número de libros no menor a dos ni superior a cinco) han señalado que en este proceso de involución, el futuro del hombre filosófico puede verse seriamente amenazado. Famosos antropólogos han observado gestos primitivos en las nuevas generaciones que refuerzan la idea de la vuelta al primate.
Los defensores del modelo Gump han contestado con acierto a los antropólogos:
¿Una involución? No, un nuevo comienzo para la Humanidad.

**Martín Cid es autor de las novelas “Ariza”, “Un Siglo de Cenizas” y “Los 7 Pecados de Eminescu” y del reciente ensayo “Propaganda, Mentiras y Montaje de Atracción” (editorial akrón, 2010).

Artículo publicado en:
http://elrepublicanodigital.blogspot.com/2010/06/colaboracion-martin-cid-el-modelo-gump.html

http://elfarobalear.blogspot.com/2010/06/el-modelo-gump.html

domingo, junio 13, 2010

El Club de la Comedia: el club Bilderberg


por Martín Cid
http://www.martincid.com

Históricamente se ha valorado a los dirigentes políticos por sus hazañas, mayores o menores, importantes o no. Está el caso de Churchill con su famosa frase de “sólo puedo prometer y prometo sangre, sudor y lágrimas”. La frase era tan buena que hasta un famoso personaje de la escena política española se permitió parafrasearla. Ya sea por haber ganado o no una guerra, Churchill tuvo el acierto de tomar una gran frase que resumió lo que fue el mundo en la primera mitad del siglo.
Hoy ya no hay guerras mundiales y la paz en el mundo está asegurada gracias a la ONU y al Premio Nobel de la Paz Barak Obama, ya no nos planteamos estas cuestiones y podemos dedicar nuestros esfuerzos a temas más livianos.
Hoy los dirigentes y los millonarios son hombres que pueden llegar hasta a bromear con casi cualquier cosa. Lo sé porque los conozco (ya me gustaría a mí). Alguien dijo una vez que el hombre se distinguía de los primates por su capacidad de reír y he aquí la demostración:
El otro día estaban tres millonarios fumando unos puros y comentando la situación española. Reían a carcajadas sobre la gestión del señor Zapatero y a alguien se le ocurrió: ¿y por qué en la próxima reunión no invitamos a Zapatero para que nos dé sus recetas para arreglar la crisis mundial? Rieron a carcajadas y la cosa hubiera terminado ahí si los dos tipos de la broma no fuesen dos de los hombres más poderosos de la Tierra. Total, que se les ocurre seguir la guasa y hoy, señoras y señores, Zapatero se reúne con el Club Bilderberg para darles una conferencia sobre cómo arreglar la economía.
Ni en mis sueños más cómicos podría configurar semejante panorama:
Los focos se apagan y se escucha en lontananza la melodía de Rocky. Una pantalla de proyección se abre y comenzamos a mirar atónitos…
De los productores de… Cómo Arruinar España y no ser Ejecutados en el Intento.
Del guionista de… Miembros y Miembras (hasta el Word me la marca mal).
Del director de… 2010. Una Odisea en los Impuestos.
Con todos ustedes… ¡José Luis Rodríguez Zapatero!
Imagino los aplausos y el estrépito general de esos hombres a los que ya sólo les queda en la vida contar millones (pobrecitos). Alguno correrá seguro peligro de muerte por las carcajadas y, dejándose guiar por la hilaridad reinante, su marcapasos fallará.
Será uno menos en la reunión del próximo día, esta vez con un tema algo más serio y una pregunta práctica: ¿qué país del Tercer Mundo bombardeamos para salir de ésta?

Pero detrás de tanta risa hay algo terrible y maléfico. Este hombre invitado a dar una conferencia ha sido el único en toda la Historia de España en poner a todo el país de acuerdo: España nunca ha estado peor. Nosotros ya tememos sus dulces palabras porque conocemos la verdad: es capaz de poner a una nación enfrentada durante siglos en común acuerdo. Si algo así ha hecho con todo un país, ¿qué no podrá hacer con una pequeña sala de ancianos?
Piénsenlo, el mundo puede estar a punto de cambiar.
Todo depende de ZP.

**Martín Cid es autor de Ariza (ed. Alcala, 2008), Un Siglo de Cenizas (ed. Akrón, 2009) y Propaganda, Mentiras y Montaje de Atracción (ed. Akrón, 2010). Dirige la revista cultural Yareah magazine.

viernes, junio 11, 2010

Analisis del estado de la Literatura, por Isabel del Río


Parménides o Heráclito
por Isabel del Río
http://www.isabeldelrio.es

¿Quién y cómo somos? Sería la pregunta que fundamenta toda la Filosofía, al menos la occidental –siempre tan individualista-, porque si contestamos a esta pregunta podemos responder también a sus otras dos cuestiones hermanas: ¿de dónde venimos?, y ¿hacia dónde caminamos? –que los demás vayan o no con nosotros es un tema que nos aflige sólo de soslayo-.
Quizás los dos primeros filósofos que han marcado el rumbo a seguir a la hora de investigar la contestación a tan fundamental pregunta han sido los presocráticos Parménides y Heráclito, o Heráclito y Parménides (que tanto monta, monta tanto…). Ambos comparten época (siglo VI a. C.), cultura (la helena, claro) y textos perdidos y recopilados (o deformados) en la noche de los tiempos. “Sobre la Naturaleza” es el título del filosófico poema de Parménides, “Sobre la Naturaleza” es también el título del libro de aforismos de Heráclito. Oscuras son las metáforas que adornan el poema del primero, “el Oscuro” fue el mote que recibió el maestro del aforismo y la antítesis (oxímoron, para hablar con propiedad)… demasiadas coincidencias. Sí, demasiadas, porque en definitiva indagaban el mismo campo de la Metafísica aunque, sin embargo, han pasado a nuestra cultura popular como padres de respuestas opuestas que nunca llegan a encontrarse.
Al gran Parménides se le asocian los adjetivos de “inmóvil”, “único”, “perfecto”, “indestructible” e “íntegro” para calificar al Ser (en nuestra mentalidad, la existencia individual de cada uno, que es lo que nos importa). A Heráclito adjetivos antitéticos y, de hecho, resumimos su pensamiento con la famosa frase de “todo cambia y nada permanece” o con esta otra (más estilo ejecutivo agresivo) de “conviene saber que la guerra es común a todas las cosas y que la justicia es discordia”.
Trabajos ha habido y hay que complementan las especulaciones de uno y otro pero los siglos XIX y XX (y lo que va de XXI), y más allá de los manuales de Filosofía de los institutos y facultades, han ignorado a Parménides y sus principios básicos no sólo han sido rechazados sino elevados a la categoría de incomprensibles por nuestro batallador pensamiento que afirma que siempre estamos mejorando, que con nuestro esfuerzo y saber podemos cambiar el rumbo de los destinos y que todo es posible en éste, el mejor de los mundos (el heredero de la Revolución Industrial).
Lo estático e inamovible han pasado así a ser atributos del mundo oriental y sus ajenas religiones y los incorporamos (cambiando los conceptos a nuestro antojo) dentro de la faceta exótica que da color a nuestras vidas, como parte de nuestros hobbies o religión “new age” que casi nadie se toma en serio, por lo menos a la hora de pedir el aumento de sueldo.
Como española y heredera, yo también, del pensamiento ilustrado, me resulta imposible aplicar el estatismo y la no dialéctica a la hora de interpretar mi vida, pero (y esto es lo que me resulta chocante), no entiendo cómo toda nuestra cultura y literatura ha llegado a rechazar de manera tan evidente lo que no sea cambio (es decir, progreso) y casi no haya acercamientos a esa otra existencia “perfecta” en sí misma a un nivel especulativo o literario (al meno poético).
Recientemente, he leído un libro occidental, una novela, que sí lo hace: se titula “Un Siglo de Cenizas” de Martín Cid (editorial akrón) y con estructura cabalística (el árbol de la vida es el camino que guía capítulos y personajes) indaga en un mundo ya terminado y completo en sí mismo, donde sus personajes nada pueden cambiar y viven en la metafórica (¿es un oxímoron?) contemplación del humo de sus pipas mientras las Guerras Mundiales (e industriales) intentan transformar economía y sociedad para volver al punto de partida: las cenizas. ¿Es “Un Siglo de Cenizas” de Martín Cid una novela oriental? Tal vez no podamos cambiar el devenir tanto como creemos, tal vez vivamos en una esfera cerrada en la que aprendemos sólo meditando, tal vez la palabra “progreso” sea sólo una falacia…, o tal vez no. Pero si Parménides forma parte de las raíces de Occidente ¿por qué sólo fijarnos en Heráclito? No es bueno demediar el pensamiento ni intentar convencer al que está en crisis de que mañana todo cambiará; no, no es bueno porque las verdades a medias son siempre una mentira (dijo el poeta) y porque no se progresa en base a la estupidez ni a la repetición de eslóganes.
Entre tanto libro publicado igual al anterior, donde los protagonistas hayan un pergamino (preferiblemente templario) que les conduce a la superación personal (en el mejor de los casos, por constatar una verdad que ya conocían; en el peor, porque se forran con el hallazgo de algún tesoro estrambótico), una novela que se interroga sobre otras maneras de pensar y vivir, es fuente de sabiduría: es una creación artística, más necesaria que nunca en un tiempo de crisis “inmóvil”, “único”, y “perfecto”.

**Isabel del Río es profesora y escritora. Autora de “Ariza” (ed. Alcalá, 2008) y de “Las Chicas del Óleo, pintoras y escultoras anteriores a 1789” (ed. Akrón, 2010). Dirige la revista cultural bilingüe Yareah magazine.

Ver más:
http://www.martincid.com/unsiglodecenizas

miércoles, junio 09, 2010

Publicación de Ley seca, tabaco y limpieza moral, por Martín Cid

Links:
Catabria Liberal
http://www.cantabrialiberal.com/noticia.php?id=68047¬icia=Ley%20seca,%20tabaco%20y%20limpieza%20moral
Aragón Liberal
http://www.aragonliberal.es/noticias/noticia.asp?notid=38678
Canarias Económica
http://www.canariasnoticias.es/?op=displaystory&story_id=33808&format=html
Atlántico
http://www.atlantico.net/noticia/103691/
El Republicano Digital
http://elrepublicanodigital.blogspot.com/2010/06/colaboracion-martin-cid-la-ley-seca.html
Diario Universal
http://www.diariouniversal.net/2010/06/04/ley-seca-tabaco-y-limpieza-moral/
El Independiente de Canarias
http://www.elindependientedecanarias.com/?op=displaystory&story_id=64949&format=html
El Comercio Digital
http://servicios.elcomerciodigital.com/tu-noticia/tu_noticia_ver/seca-tabaco-limpieza-moral/36116/1.htm
Diario de León
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=531799
Periódico de Extremadura
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=513920
Diario de Avila
http://www.diariodeavila.es/seccion.cfm/Participa/participar/cartas/articulos/lectores/30B74C91-1A64-968D-59ED14FD016712ED
La Nación Dominicana
http://www.lanaciondominicana.com/ver_opinion.php?id_opinion=1753
Batiburrillo
http://batiburrillo.redliberal.com/014353.html
Un Jubilado
http://www.unjubilado.info/2010/06/03/ley-seca-tabaco-y-limpieza-moral/
Blog de Silvia Cuevas Mostacero:
http://silviacuevas.lacoctelera.net/post/2010/06/07/ley-seca-tabaco-y-limpieza-moral-martin-cid
Así no hay quien viva
http://nohayquienvivaasi.blogspot.com/2010/06/ley-seca-tabaco-y-limpieza-moral.html
Blog de Ignacio Zara
http://ignaciozara.wordpress.com/2010/06/05/ley-seca-tabaco-y-limpieza-moral/
Opiniones de Burdel y Palacio
http://opinionesdeburdelypalacio.blogspot.com/
Hablando de Madrid
http://ignaciozara.blogspot.com/2010/06/ley-seca-tabaco-y-limpieza-moral.html
Draco
http://4.bp.blogspot.com/_CMRfTyzDJcw/TAfYGGdCWkI/AAAAAAAAFnw/xFl9fEDyjK0/s1600/martincid.jpg
Yareah magazine
http://yareah.wordpress.com/2010/06/09/ley-seca-tabaco-y-limpieza-mora-por-martin-cid/

viernes, junio 04, 2010

Ley seca, tabaco y limpieza moral


por Martín Cid
http://www.martincid.com

La más famosa de las leyes secas se produjo en los Estados Unidos de América entre 1920 y 1933 (casualmente, año en el que Hitler llegó al poder). Pero hubo otras, no tan famosas:
1908-1945: en la Isla del Príncipe Eduardo, y por cortos periodos de tiempo en otras localidades de Canadá
1915-1922: en Islandia (sin embargo la cerveza siguió prohibida hasta 1989)
1916-1927: en Noruega (el vino fortificado y la cerveza fueron incluidos entre 1917 y 1923)
1919-1928: en Rusia
1919-1932: en Finlandia (llamada "kieltolaki")
1950-2000: en algunos estados de la India, incluidos Andhra Pradesh, Haryana y Guyarat.
Después de semejante ejemplo del dominio del cortar-pegar (http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_seca ) se habrán dado cuenta que el auge del puritanismo no es patente exclusiva de los americanos. Últimamente, y a raíz del proceso de documentación para mi último libro, he obtenido algunos datos interesantes sobre leyes interesantes y no poco surrealistas. Algunos ejemplos.
Fue el mismísimo Stalin (que no ha pasado a la historia precisamente como uno de los santos de la Iglesia Católica) quien abolió la ley seca en un alarde de populachería para los campesinos (a los que más tarde asesinaría impunemente).
Otro intento de limpieza moral (entre otros muchos como la esterilización de los alemanes no-aptos para la reproducción): a Hitler se le ocurrió la brillante idea de prohibir el tabaco. Hitler (que para eso era el Führer) estuvo brillante (bien secundado por el no tan bueno de Goebbels) y propuso poner una calavera en las cajetillas de tabaco. Por desgracia para los fumadores, no ganó la guerra y su proyecto de protección y sanidad quedó en nada.
Uno de los motivos que argüía ese señor con bigote era que el gasto público era excesivo. ¿Les suena? Sin embargo, y como mi libro trata de la propaganda y mi anterior libro (Un Siglo de Cenizas) sobre el tabaco, y me he permitido el lujo de pensar largo y tendido en ambos temas, he llegado a algunas conclusiones y reflexiones que me permito el lujo de sacar a la luz.
¿Se trata de un tema de higiene moral-económica? Creo que fue la propia Catalina la Grande (zarina de Rusia) la que prohibió el tabaco aduciendo motivos morales. Algún listillo advenedizo le dijo que podía cobrar impuestos y… se pueden imaginar que el abundante campesinado no tardó demasiado en llevarse un cigarrillo a la boca.
En este sentido, y en datos públicos (que no pasan de ser datos, pero que al ser públicos alcanzan cierto sesgo de irónica “credibilidad”), en el 2008 el Estado Español (Dios lo tenga en su gloria) recaudó 9.266 millones de euros de los impuestos derivados del tabaco.
No está nada mal.
Otro dato público: dicen que el tabaco le cuesta a la sanidad (dícese, al Estado-siempre en mayúsculas-) unos 5.000 millones de euros.
Volviendo a mis tiempos de colegial haré una suma: 9.266 – 5.0000 = 4.266. Y para los que no sepan matemáticas lo aclararé aún más: el Estado tiene un superávit con el tabaco de 4.266 millones, por no hablar de los impuestos indirectos que el sector del tabaco genera: los estancos pagan impuestos y los bares de noche también (que tendrán indudablemente que ver reducida su clientela). Dícese, a estos públicamente reales 4.266 millones tendríamos que añadir los de los otros impuestos.
Pero como en mis días como literato me he permitido algunos asuntos más que leer fríos datos sobre millones, en mis manos calló un librillo sobre el brillante estratega de Hitler: Joseph Goebbels. Para quien no lo sepa (y cuando estudié la carrera de Periodismo nunca le oí ser citado) fue el Ministro de Propaganda del Régimen Nazi y una de las figuras sobresalientes en lo que concierne al tratamiento de la información y manipulación mediática.
Reflexionemos un instante: dos sistemas (que si bien son diferentes coinciden en una medida) tienen un objetivo y se valen de unos medios para conseguirlo. En la Alemania de 1933 -1945: convencer al ciudadano que el Régimen cuida de ellos estadística y moralmente. En la España actual: convencer al ciudadano que el Estado cuida de ellos estadística y moralmente. Vemos irónicamente claras diferencias entre los intereses propagandísticos de uno y de otro.
Y mientras, y a modo de conclusión, les daré mi vulgar opinión: la clave no está en reducir la venta, sino que el año que viene hay elecciones y hay que intentar plantear unas cifras públicas más o menos decentes. Que suba o baje el número de fumadores no importa, lo que sucede es que un incremento del 50% en el precio del tabaco supondrá en el 2010 un aumento en esos casi 10.000 millones de euros que van a parar al Estado y así, y de paso, podrán electoralmente proclamar la propagandista y mefistofélica idea que subyace bajo todas estas mareantes cifras: el Estado cuida de todos nosotros. Sólo tiene un pequeño pero: vaciando los bolsillos al ciudadano.

Para terminar, y para que no nos quedemos en el frío dato y pueda el lector esgrimir una leve pero cariñosa sonrisa, les daré otro dato más: el lema el año 2010 del Día Mundial sin Tabaco fue “Mujer sin Tabaco” (dícese feminismo + limpieza moral = ciudadanos felices).
Y esto dijo Goebbels, es Propaganda.
Si se quieren reír aún más, podemos ver a un presentador de televisión (Fernando Sánchez Dragó), a un antiguo concursante del siempre intelectual Gran Hermano (conocido como Carlos “el Yoyas”) y a otro presentador de televisión (que se hace llamar “El Follonero”) opinando sobre el asunto:
http://www.tvzapping.org/tag/fernando-sanchez-drago/

Les dejo, amigos míos, que tengo unos excelentes Montecristos que merecen mi atención.

**Martín Cid es autor de las novelas Ariza, Un Siglo de Cenizas, Los 7 Pecados de Eminescu y del ensayo Propaganda, Mentiras y Montaje de Atracción.