martes, junio 15, 2010

El Fenomeno Gump, por Martín Cid


El modelo Gump
por Martín Cid
http://www.martincid.com

Como hacían en tiempos de Shakespeare, voy a empezar como se debe: pido disculpas de antemano por lo que se disponen a leer. Probablemente ustedes sean lectores inteligentes y cultos y no merezcan ser incluidos en las filas de los que en breves momentos vamos a describir. A usted, lector inteligente, le doy mi más sentido pésame.

Para quien dude de la sabiduría de los antiguos, ya lo resumió Henrik Ibsen en una frase: la mayoría de los hombres son idiotas y, por tanto, la posibilidad de que un idiota llegue al poder es infinitamente mayor que la de que lo alcance un hombre con verdadero talento.
Contiene esta frase la quintaesencia del modelo Gump.
Ya no tenemos más remedio que rendirnos.
¿No saben qué es el modelo Gump? El modelo Gump.

¿Cuándo comenzó el magnicidio? Lo desconozco y no puedo aventurarme a dar una fecha exacta. El 6 de junio de 1944 comenzó el desembarco de Normandía, con lo que se afianzó (dicen los más sabios del lugar) la supremacía moral norteamericana. Digo moral con todo el sentido irónico que mereció y merece. A partir de entonces, comenzaron una serie de hecatombes físicas y psíquicas que desencadenaron en la actual aquiescencia para con el modelo “democrático” actual que formó el ya por todos conocido “fenómeno Gump”. Hasta aquí, todo más o menos bien y todo más o menos políticamente correcto.
Sí, antes ya habíamos llegado a grandes cotas de libertad humana con el sufragio universal y la Revolución Francesa y demás grandes manifestaciones del espíritu humano. Todos estos acontecimientos son considerados por los más sabios expertos como los antecedentes del modelo Gump.
Con la victoria de los Aliados comenzó el aparato propagandístico a dar sus frutos. Un hombre como McCarthy llegó a afirmar que el comunismo estaba creando niveles de homosexualidad alarmantes en las tropas (es un ejemplo anticipado para que vean hasta donde ha llegado el nivel de desarrollo dialéctico del modelo).
La victoria americana no supuso sólo la afirmación militar de “espera a que se cansen, que luego vendremos nosotros como salvadores”… ni la creación de un “nuevo” (las comillas son por el “cachondeo”) sistema de “valores”, sino el reconocimiento mundial de esos “valores” (por muy estúpidos que a veces hayan sido éstos).
Mucho tiene que ver este sistema moral con el “sueño” americano (cualquier tonto puede llegar a Norteamérica sin talento ni dinero y hacerse un hombre de pro) y muy explicado está en la película Forrest Gump (sin comentarios): héroes en una historia efímera que apenas tiene un siglo de existencia.

Principios y verdades del modelo Gump:
Con el paso de los años el modelo Gump se ha extendido y ha dado lugar al cual cáncer en las sociedades modernas: cualquier persona, por bajo que tenga el cociente intelectual, puede llegar con esfuerzo a hacerse el amo del mundo. Dícese: el modelo Gump niega cualquier trascendencia del factor talento o inteligencia en la consecución de los fines.
Por cierto, y lo digo desde ya: el modelo Gump se basa en la propaganda (lo dijo Goebbels: la propaganda debe ser vulgar para así llegar a un mayor número de personas). Un modelo propagandístico (también lo dijo el mismo nazi) se debe basar en la verdad y no se debe mentir porque entonces el pueblo no se lo va a creer.
Dícese: el nivel de aquiescencia para con la realidad ha de ser directamente proporcional con el nivel de estupidez. Conclusión: el modelo Gump no funcionará a no ser que sea comprobable y se den al público ejemplos prácticos de su buen funcionamiento. Ya he nombrado a McCarthy (el mismo de la “caza de brujas”, otro modelo propagandístico a imitar: se interrogaba a los actores si eran comunistas porque los actores de Hollywood tenían algo, credibilidad y publicidad y público). Hay algún que otro ejemplo de gran triunfador con escaso cociente intelectual que ha llegado, incluso, a Presidente de EE.UU.
El modelo Gump tiene muy en cuenta el pasado y la consecuente ruptura con el mismo de cara a su éxito. Si en el pasado el valor del hombre venía de una mezcla entre valores morales y sociales, en el actual (basado en una falsa idea igualitaria, no lo olvidemos) se prescindirá de los morales de cara a afirmar el propio modelo, de tal manera que la valía personal de Forrest vendrá determinada por el único factor del éxito social cosechado, y éste vendrá únicamente determinado por el éxito económico.
Asimismo, el modelo Gump afirma el nivel máximo de satisfacción del individuo Gump, ya que cualquiera está capacitado para su práctica y a mayor número de practicantes mayor será el nivel de satisfacción mutua.
El modelo Gump debe ser constantemente alimentado desde los medios de comunicación, no vaya a ser que nuestro Forrest se sienta solito y deje de creer en el modelo. Esto se logra a partir de lo anteriormente expuesto: tendremos individuos Gump en puestos de compromiso y públicos, de tal manera que no sea necesario adoctrinarlo en el empobrecimiento lingüístico o metafísico. Ellos mismos serán capaces de deleitarnos espontáneamente con alguna reflexión propia de un primate.
El modelo Gump debe sorprender constantemente: no importa cuán estúpido parezca el comentario, no olvidemos nunca que más estúpido aún puede ser el receptor del mensaje.
El modelo Gump se basa en la eficacia de la doble negación de la cuádruple raíz del principio de estupidez suficiente: siempre hay alguien más tonto con las mismas oportunidades. El nivel de oportunidad de cualquier individuo viene determinado directamente por su nivel de creencia en el modelo, por lo que cualquier no-creyente será automáticamente excluido por los propios creyentes (y practicantes). Dícese: cualquier persona que crea que por superar los ochenta puntos de cociente intelectual pueda llegar a tener más posibilidades que cualquier otro será “democráticamente” excluido del sistema de la mayoría.

Sin embargo, algunos expertos (que entre todos afirman haber leído un número de libros no menor a dos ni superior a cinco) han señalado que en este proceso de involución, el futuro del hombre filosófico puede verse seriamente amenazado. Famosos antropólogos han observado gestos primitivos en las nuevas generaciones que refuerzan la idea de la vuelta al primate.
Los defensores del modelo Gump han contestado con acierto a los antropólogos:
¿Una involución? No, un nuevo comienzo para la Humanidad.

**Martín Cid es autor de las novelas “Ariza”, “Un Siglo de Cenizas” y “Los 7 Pecados de Eminescu” y del reciente ensayo “Propaganda, Mentiras y Montaje de Atracción” (editorial akrón, 2010).

Artículo publicado en:
http://elrepublicanodigital.blogspot.com/2010/06/colaboracion-martin-cid-el-modelo-gump.html

http://elfarobalear.blogspot.com/2010/06/el-modelo-gump.html

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