lunes, noviembre 27, 2006

Audiencias


Sin quererlo, casi, esperando la gloria de los triunfos de nuestros equipos en la Copa de Europa, me vi envuelto, gran pecado, impávido, en lo que por aquí llaman «telediario» (los antiguos lo llamaban «parte», término quizá más adecuado, como todo lo antiguo). Volveré a mi comentario particular: He estudiado periodismo y, debido a ello, mi indignación cada vez que contemplo uno de estos ejemplos modernos de manipulación va creciendo de día en día.
No citaré la cadena en cuestión (porque lo hacen todas, al menos en este caso). Hay constantes en cada cadena, pero también hay una especie de «norma de estilo» que cumplen todas las cadenas. Animado y divertido, seguí contemplando la correcta aplicación de la norma de estilo.

Las noticias en cuestión versaban acerca de una nueva droga de diseño cuyo titular (lo hacían «en colas», para que luego digan mis profesores que no aprendí nada, acertarían): Nueva droga más nociva que la heroína. ¡Toma ya! ¡Alarma social! Si es que estos jovenzuelos... ¡Cada día peor! El informativo en cuestión no mentía, todo hay que decirlo (o eso parecía, pero no importa la mentira o verdad, sino la forma que se le da a la información, son los nuevos tipos). Aportaban datos concluyentes sobre la nueva droga y la comparaban con las anteriores de diseño, incluso tomaban fotografías de algunos consumidores, comparando el antes y el después (en fin, quizá sea por otros motivos, pero no me meteré con esto).
Lo peor venía después, ya que, perfectamente hilado con un final de la noticia tipo «el 80% de los jóvenes reconocen haber consumido alguna sustancia considerada como droga» introducen una información sobre los jóvenes (el alcohol, en este caso). Conseguir imágenes del lamentable estado de algunos parques tras un fin de semana en una gran ciudad española no es complicado (lo reconozco, algunos son bastante «cochinos»). Bien, tenemos que los jóvenes, que consumen drogas en un 80% (obviamente, creeremos en la estadística, nos han educado así) y que beben como condenados a muerte... son peores que Belcebú en una convención republicana (más o menos será la conclusión que obtenga cualquiera que contemple semejante colección de tonterías (ahora lo llaman «Noticias»).
Sigamos con la colección de «verdades evidentes» (y aquí hay variaciones entre una y otra cadena). Según el medio pertenezca a un sector u otro, ponen antes o después la noticia sobre las reacciones de gobierno u oposición. Total que, fieles a la norma de «lo que cuenta es el final», plantan un comentario ridículo de uno de los contendientes con respecto al tema (poniendo «a caldo» a la otra parte), para seguir con la conclusión de la parte (gobierno u oposición a la que quieren apoyar).

Este simple hecho, que pudiera parecer estúpido, marca la norma de lo que es la información actual: política basura. No, ya no hablamos de la diferencia filosófica entre una tendencia u otra (podríamos incluso hablar de Platón). Venden la idea de que la noticia ha de ser asequible a todos, por lo que, considerando al espectador (o lector) medio un idiota integral, simplifican los términos para que «llegue a todos». La noticia en cuestión se queda a medias. No mienten, no, sólo cuentan una parte de la verdad.
Lo peor de la cosa es la propia estructura, la manipulación inherente en el hecho de la organización estructural de un noticiario. Esto no es nuevo, señores, y podríamos compararlo con el «montaje de atracciones» de Eisenstein (mientras no acudía a clase me dedicaba a leer cosas como ésta, bastante más útiles): Dos imágenes consecutivas producen un efecto en el espectador, una especie de metáfora fílmica. Un ejemplo nos aclarará la situación: Un plano del diablo devorando a un recién nacido seguido de la imagen de un policía nos dará como emoción o conclusión que «los policías son peores que el diablo, hay que temerles».
Esta teoría del montaje resulta muy aplicable en estos tiempos. Si hilamos las noticias una u otra manera la conclusión global que el espectador obtenga de un tema de actualidad será totalmente diferente de la que obtengamos de una estructura diferente. La manipulación ya no consiste en la mentira, es ahora mucho más compleja. Se habla de un medio plural, sin mentiras ni adjetivos (en parte, viene a ser cierto), pero la manipulación ya no proviene de la desinformación, sino del adjetivo que deviene de la propia estructura.
Quizá esté equivocado, amigos, pero en seis años de periodismo sólo una asignatura sirvió para decir, un poco, la verdad: Opinión Pública. En esta asignatura (creo que era de cuarto, al menos en mi plan), hacían una revisión histórica de la manipulación de los medios de comunicación a lo largo de la historia.
Sí, señores,la prensa está controlada por grandes grupos que, bajo intereses económicos, tiñen la verdadera política de plutocracia y nos envuelven en una guerra que no nos importa (o no debería). No, nuestros hijos no son unos drogadictos que se matan a consumir alcohol los fines de semana, no... Les recomiendo que salgan a la calle y hagan ustedes mismos las estadísticas, que se topen con jóvenes y vean si este 80% del que hablan las encuestas es real. No, que no nos asusten con números, no nos dejemos amedrentar por esta política del miedo que parece imperar en los noticiarios. No nos van a atracar cuando salimos a comprar el pan (ahora la han tomado con los ucranianos y los del este), si nos encontramos a un joven no va a echar espuma por la boca para conseguir su dosis, no...
Tal vez quieran lograr con esto adocenarnos, hacernos confiar en un sistema que, lejos de buscar el interés de un pueblo, está detrás del interés económico de unos pocos que controlan los medios. Es la política del miedo... Como ya sucedería en los EE.UU. (si es que copiamos todo lo malo) nos asustan constantemente y nos hacen temer una amenaza que, en realidad, no existe. No, la amenaza de verdad está en unos hombres que emplean cruelmente unos medios de comunicación para usarlos en su beneficio, para crear una cortina de humo, para evitar la crítica hacia el que debe ser el verdadero enemigo. Pagaremos nuestros impuestos porque nos hacen ver que es la única manera de luchar contra este mal que son las drogas, el sexo y rock... Sí, la juventud está corrompida y hay que cambiarlo todo, poner uniformes y teñir de negro los sueños de una juventud que ha nacido sin esperanzas.
Temer, a todo, a lo distinto y a lo desconocido, a lo vulgar y lo excéntrico, a lo maravilloso o a lo sublime. Todos debemos entender, es una cultura para todos y por todos.

Sí, todo esto es mucho mejor que darnos la oportunidad de pensar, de luchar, de imaginar.

miércoles, octubre 18, 2006

Proteccionismos


Leyendo un tratado de arquitectura (de Bruno Zevi, para ser más exactos) surgió, a raíz, creo recordar, de su análisis sobre la arquitectura romana... una reflexión en la que, sin duda, coincido: los proteccionismos académicos para con las diferentes ramas artísticas (suena bien sí).

Esto viene a decir que, tomando los parámetros fundamentales de este o aquel movimiento, podemos establecer en base a éstas las líneas directrices de éste o aquél autor. Total... que si decimos que todos los románticos son azules, lord Byron, en cuanto romántico, es azul (mi afición por los silogismos y las formas lógicas del pensamiento me llevarán a la inanición mental un día de éstos). Estos denominados "proteccionismos" sirven en gran medida para la "excelente" labor didáctica de algunos de nuestros profesores (todos los recordamos, sí, ahora sabemos que no tenían mucha más idea que nosotros, o incluso menos, en muchos casos). La labor institucional para con el alumno consiste en darle unas bases y luego, tirarlo al río (lo cierto es que poco importa, estará pronto trabajando en un taller clandestino, en uno de los múltiples y posibles casos). Pronto olvidará las etiquetas de romántico y su máxima noción del movimiento le llevará a hacer una cena con velitas en el mejor de los casos posibles (por cierto, tiene que ver la confusión, ya que en el momento del auge del movimiento, las roman, novelas en francés, tenían un claro carácter sentimental).

Pero lo peor viene cuando el individuo en cuestión no ha terminado clavando chinchetas o arreglando puertas. Hay algunos de estos esforzados alumnos que, no estando contentos con su futuro, se afanan en el saber y logran una sabiduría que envidiaría el mismo Heráclito (sí, es un chiste): logran conocer todas las etiquetas y asociar los nombres con dichas etiquetas (incluso han leído las contraportadas de los libros más populares). Éstos (ironía arriba ironía abajo) se convierten en los sabios de la actualidad, los "creadores de opinión", son aquellos a los que escuchamos embelesados y sus palabras se perfilan y nos llenan de magia.

Sí, estos señores devoran (a veces literalmente) recopilaciones y explican los autores rellenando los pequeños huecos que estos proteccionismos han ido dejando. Algunos de ellos, lo reconozco, no son tan estúpidos como planteo en estas líneas, sino que logran, entre estas vagas etiquetas, entresacar las características más adecuadas para determinado artista. Incluso hay algunos de ellos que logran evadirse de la etiqueta y "analizar" (horrible palabra) el momento.

Hasta aquí, más o menos, todo bien. El problema se inicia cuando estos tipos adquieren el sublime momento de sabiduría e iluminación y pronuncian las palabras ante el Sanedrín: "Tengo que comer". Bien, necesidades básicas, amigos míos. Total... que escriben libros aglutinando todo su saber y, para ello, recurren a las interpretaciones preestablecidas (dícese, volviendo a los proteccionismos) para hacer la labor de comprensión del texto más sencilla.

Total que, como en una pocilga, los excrementos vuelven al sacrosanto lugar del que no debieron salir. Los niños tienen esos fantásitcos y nunca bien ponderados "libros de texto" que dicen sólo una parte de la verdad o que, en otros casos, mienten más que hablan (y luego critican el fútbol). ¿Por qué? Porque, señores (y he aquí la peor de las conclusiones, parafraseando a Leibniz), el Leviatán se alimenta de las mentiras, y necesita de ciudadanos mal-informados para continuar su reinado.

Los eruditos y figuras intelectuales son, así, los principales responsables de esta continua mentira, de este "saber por interés".

Quizá podamos poner como principal causante de este mal (del que nos costará librarnos) sea esa disciplina mal-interpretada a la que llaman historia que parece decirnos que cualquier tiempo pasado fue más cruel que el actual e, incluso, carecían de necesidades tan básicas como un mando a distancia (si es que ya lo decía el sabio, eran unos bárbaros).

Pero quizá no sea la historia la verdadera culpable de este desastre cultural, si bien es cierto que, por regla básica, dota de los elementos causantes del desaguisado (las etiquetas que tanto se han dado en usar en historia). Esta "visión histórica" del arte es más bien heredera del uso que hace la "clase" política (lo de clase va son sorna, sí) del elemento artístico. La política requiere de esta visión histórica para justificar sus deplorables actuaciones (diciendo que en el pasado todo iba peor parecen lavar su imagen, "vivir para ver"). Por tanto, la historia, que, en principio, se erigía como la guardiana y máxima figura del saber, se convierte en un instrumento político (como el arte), siendo empleada en beneficio de la clase política.

Como muchos habrán podido comprobar (sí, lo de muchos es otro chiste) no soy lo que podría llamarse "un demócrata", ya que considero la democracia actual como una burla a todo sistema que tenga como base la libertad. Creo que, y ahora me permito hablar en primera persona, todo sistema que atente contra la libertad del individuo está en vías de extinción y es el propio individuo el que tiene que levantar la voz contra este sistema. Lo hacen bien, vamos a reconocerlo, el propio Leviatán (sistema político democrático) controla las vías mediáticas y coarta las actuaciones ciudadanas hasta convertirlas en una ecuación sencillas en la que el Estado permite controlar los comportamientos del individuo mediante breves fórmulas. Nadie se sale del papel.

El Estado ha cortado las vías de expresión y cada individuo opina lo que el Estado quiere que opine sobre este o cual tema (lo hacen de diferentes formas, a cual más sutil, sí, es otra ironía). El cambio ha sido que ya no nos dicen lo que tenemos que pensar (he aquí el gran engaño y el éxito del sistema al que llaman "liberal") sino sobre qué tenemos que pensar. Si plantean una guerra contra unos señores de piel oscura y los medios filtran las noticias que no digan "los de piel oscura han matado a tantos de piel más blanca", nuestra lógica silogísica pronto funcionará y nos dirá: ¡Pero qué malos son los señores de piel oscura! Sí, está claro, nos han dejado elegir qué pensar, pero no han dado todos los datos para poder pensar libremente, he aquí la gran mentira de este nuestro traicionero valedor.

Tampoco nos llevemos a engaño: esto siempre ha sido así, y a la gran masa del proletariado poco le ha importado las doctrinas políticas o los cambios históricos, incluso poco le ha importado su libertad. He aquí su lema, el que siempre será: "Tengo que comer". Sí, es el máximo lema de la actualidad, en el que nadie posee nada y hasta los más poderosos sienten el hondo temor de poder perderlo todo a cada segundo, y claro... "todos tenemos que comer". Sí, nuestro Leviatán (porque lo hemos criado con el sudor de nuestras frentes y nuestra falta de moral) nos controla, pero no hacemos nada por escapar de sus fauces.

Hemos entrado en un círculo vicioso tan largo como nuestra serpiente marina, es el fantasma que se muerde la cola. Nos decimos, "nada puedo hacer", "es imposible"... ¿Quién habla? Dijo el Leviatán.

No soy demócrata, soy un hombre que cree en el ser humano, por encima de leyes y estados, por encima de falsas convenciones y muy por encima de la moral tradicional. Soy aquél que, más allá del tiempo, sueña con hombres libres.

domingo, octubre 01, 2006

Leviatán


Se habla de esperanza y de democracia, de que la sociedad ha llegado al límite de sus, digamos, fuerzas filosóficas o creativas, mientras que un mundo en “ascenso” se desmorona.

Sí, hermanos, sobre las cenizas de Roma se erigieron imperios nuevos, y sobre las ruinas de los siglos nacieron individuos capaces de cambiar el curso de una historia recreada.

Echando un rápido vistazo a la historia y, sobre todo, a sus intérpretes más aventajados (lo que, desde luego, no les confiere calidad de “personas”) observamos diferentes modos de interpretar el flujo de los acontecimientos. Están aquellos que creen en las ideas como motor de los aconteceres (los llaman idealistas, en un principio sin el carácter claramente menospreciativo que ha adquirido hoy la palabra); también están los marxistas (intérpretes económicos de la historia); los demócratas (que creen que el mundo ha esperado siglos hasta que se ha consumado, como diría Leibniz, “el más perfecto de los mundos”). Hay cientos, incluso los hay que interpretan los aconteceres de acuerdo a recetas gastronómicas y juegos del lenguaje.

Dentro de todas estas tendencias viene a predominar la marxista-democrática (dícese, que las masas “bien-pensantes”, siempre preocupadas por pagar hipotecas, son las precursoras de los grandes movimientos históricos). ¿Verdad o falacia gubernamental? Ya hablaba Hobbes de ese gracioso animalito llamado Leviatán (alejado de la raíz religiosa del gracioso pececillo en cuestión): Es un gran devorador que tiene que consumir muchos recursos (como un mal sistema operativo) y se alimenta de lo que los ciudadanos, gracias a ese lema de “Hacienda somos todos”, aportan “voluntariamente”. Sí, señores, este Estado-Leviatán de Hobbes se hace cada día más grande, y ha engordado hasta alcanzar proporciones sobre-marítimas, tiene grandes fauces y da un miedo terrible, de tal manera que los buenos ciudadanos (buenos marinos todos) ni siquiera se atreven a adentrarse en los confines del mar.

La leyenda del Leviatán tiene también su contrario: Beemoth. Dice el cuentecito (supongamos que en el Talmud) que será éste el encargado de terminar con el Leviatán. Pero son dos grandes bestias, y no puede fiarse Dios de este segundo monstruo, creado sólo para terminar con el Leviatán. Sí, hermanos: metáforas. Como dijo el bíblico poeta (nótese mi ateísmo de facto): Quien tenga oídos, que entienda.

Nuestro Leviatán se llama Estado, y gracias a este invento para confundir a estúpidos mal llamado “democracia”, tiene unas fauces cada día más poderosas. El Leviatán, incluso, ha alcanzado la sacrosanta capacidad de observar nuestros movimientos, de decirnos qué pensar bajo la sutil amenaza del silencio (ya lo decía Noelle Neumann).

Nuestro Leviatán no está creado por los políticos, pero estos le sirven y obtienen los despojos del monstruo, como esos parásitos que rodean a ciertos mamíferos. No nos engañemos, señores: El Leviatán es el espíritu de nuestro miedo y nuestro más temible conservadurismo. Sí, hemos llegado al más perfecto de sus mundos, un mundo en el que vivimos de despojos y, para colmo, estamos saciados en nuestra mendicidad.


Las masas arguyen incapacidad para enfrentarse a este monstruo pero, a la vez, muestran su estúpida fuerza en manifestaciones sin sentido. Se manifiestan y, así, juntos en hermandad, logran olvidar la gran mentira que es la razón de sus vidas: la miseria. Mientras, culpan a los esbirros del gran Leviatán de los pecados del mundo, esperando que, tras la sustitución de los sirvientes la corrupción cese. Sí, maravillas del bipartidismo, dentro de cuatro años volverán los antiguos esbirros.

El Leviatán no tiene moral, sólo encontrar las copiosas cantidades de alimento diario que necesita para subsistir. Su estómago no tiene fin, alimentémosle hasta que reviente su estómago... ¿tendrá fondo? Sí, ésta parece ser nuestra filosófica resolución.


En un mundo en el que el papel de Aquiles ha dejado de tener sentido, sólo la masa tiene fuerza. Confiemos en ella para derrotar al Leviatán, juntos, unidos en la estupidez. ¿Quién quiere derrotarlo?

Así, hermanos, como diría Alex, hemos vendido nuestra libertad a cambio de un plato de lentejas, de una comodidad mal entendida y malvendido el espectro de nuestro padre rey, verdadero pasado. Hubo un tiempo en el que nuestras conciencias no podrían soportar el peso de una muerte, un tiempo en el que, alejados del mundo, los hombres producían monólogos. Hubo un tiempo en el que un Hamlet libre, perverso ahora, era capaz de preguntar por la esencia de la crueldad y el pecado del hombre.

Ahora, esclavos, nos hemos liberado al fin de la capacidad de pecar, porque hemos entregado al Leviatán la llave de nuestra libertad. Ahora, por fin, nacemos incapaces de pecar: el Leviatán nos ha liberado.

miércoles, septiembre 13, 2006

A lo de siempre

Con la llegada del grandioso mes de septiembre nos sobrevienen también esos espléndidos sentimientos de ternura y nostalgia (dícese "el hijo de p... de mi jefe" y similares, algunas expresiones con mayor o menor cariño para con los familiares del susodicho).
Es una buena época, vaya que sí... Vuelve la Champions League y las ligas nacionales. Total, que el mes de septiembre ofrece un sinnúmero de ocasiones excepcionales para vivir la vida. Lo cierto es que aún tengo resaca veraniega (creo que es la primera vez que me pasa) y volver a mis entretenidos quehaceres me está suponiendo algún que otro problema... Que si el bocadillo de las doce, que si la siesta, que si ahora los partidos de los martes los han cambiado de cadena... Sí, amigos míos, es un trabajo agotador que dejaría sin aliento al huno más fornido.
Tendré que ponerme a trabajar y terminar "Diarios de un fumador" al fin, escribir relatos, terminar "Perversidad" y escribir algún que otro capítulo de "El misógino" (sólo pensar cuántas cosas tengo que hacer me dan ganas de echarme la segunda siesta del día). Gracias a Dios, hoy hay fútbol (aunque sea el Madrid, algo hay que ver).

Se habla de la estupidez esa de "El síndrome post-vacacional" que si la gente se deprime y eso... Lo cierto es que con la llegada del mes de septiembre siempre me imbuye un sentimiento de "querer trabajar" bastante extraño. Por suerte, sólo durará quince días, por lo que estoy a punto de superar mi gran crisis existencial.
Pero todo ello, la primera crisis vacacional... el agujero en la capa de ozono... el voto por correo del Madrid... Me hace pensar si no estará la vida de la gente (y la mía, que en esta ocasión no me escapo) tan vacía durante el resto del año que, en un alarde de sinceridad, ponen todas sus esperanzas en un período relativamente corto (excepto los profesores, cómo viven esos). Después de todo, tengo suerte, y no tengo demasiadas ganas de que lleguen las vacaciones de Navidad (más que nada, me ha recomendado el médico, al que nunca voy, que no coma más polvorones en vez de uvas durante las campanadas)... Siempre nos quedará el eterno "ya llegarán las vacaciones", como el señor ese de una agencia de viajes que está preparando las vacaciones todo el año (en fin, al menos en Roma cuando tenías un hijo tullido te permitían dejarlo tirado en la calle a ver si alguien lo recogía).

Su viejo escritor, con menos ganas que nunca de trabajar, ha vuelto, prometo entregarles algún que otro relato este año y terminar, al menos, una novela. Puedo prometer y prometo (cada día me parece que envejezco más rápidamente) que entregaré un artículo, al menos, por semana y que les iré contando las grandiosas vicisitudes del ocioso.

¿Buen artículo, verdad? Si es que tras dos meses sin fútbol... ¿qué esperában? Prometo ser más caústico e hiriente la próxima vez.

Martín Cid

domingo, julio 16, 2006

El misógino

Recientemente he comenzado una nueva aventura. Se llama “El misógino, diez lecciones de amor”. Es el primer libro de este tipo que escribo, aunque creo que podría ser divertido llevarlo a cabo (nada más que eso, no pretendo darle demasiado “toque literario”).

Tengo ya lista la primera lección que se intercalará con las dos primeras historias de amor (que poco tienen que ver con el amor). Serán, para variar un poco, veintidós capítulos, las diez lecciones y los veintidós relatos.

Lo publicaré en Grupo Alción (http://www.grupoalcion.net) a partir del lunes (con lo que estaré haciendo tres novelas a la vez, manda narices) y se publicará un capítulo cada quince días. Espero que, si alguien tiene la mala conciencia de leerlo, aporte sus comentarios maliciosos. Por cierto, no os lo toméis demasiado en serio, mujeres y amantes, sólo es una obra jocosa de un tipo aburrido que vive en una montaña.

El otro día, hablando con alguien de la obra (o un comentario de estos “intelectuales” que te salen con la quinta copa) me gané mi primer insulto: Subnormal. Estoy orgulloso y henchido de ganas de seguir. De todas maneras, si a alguno (o a alguna, aquí es cuando suelo guiñar el ojo) le da por insultar, que sepa que lo de “subnormal” ya está cogido.

Me gustaría recomendar algunos insultos, pero creo que estaría fuera de lugar (todos estamos muy…. ¿avezados? Desde que tengo el diccionario ese…). Decir que a raíz de “Diarios de un Fumador” ya me han llamado de todo menos guapo (aunque eso tampoco me lo llamaron antes del “Fumador”).

Siento el toque egocéntrico de este apunte, pero me apetecía escribir sobre lo que será, sin duda, una obra divertida de escribir.

Espero que, si os gusta, la leáis y me hagáis comentarios (podéis insultar, no os preocupéis).

Orgullosamente vuestro,

jueves, mayo 25, 2006

¡Qué mundo!

Entre sospechas materiales y ficticias (que da igual), parece que por ahí circulan señores de túnica enfrentados a baqueros aficionados a la novelística. Como soy un tipo bastante "poco verdadero", diré la verdad en la que creo: Verdades hay tantas como enunciados, siempre que no contradigan lo enunciado.
Esta tautología (soy consciente) nos lleva a una verdad aún más evidente (si Descartes levantara la cabeza): Sólo es verdad aquello que ha sido enunciado con coherencia. Bien ésta es, más o menos, la base del pensamiento occidental. Si creen que digo tonterías que me rebatan, pero estarán llevando la contraria a Aristóteles (y a ver quién es el "guapo" que osa). Todo ello viene a decir.

Primer premisa: Todo artista es sensible
Segunda premisa: Los escultores son artistas
Conclusión: Todos los escultores son sensibles

Total, queridos hermanos, que la conclusión es cierta siempre desde un punto de vista racional (a no ser que nuestros padres fuesen primos hermanos o nos cayésemos del triciclo de pequeños).
Total, que partiendo de una mentira, podemos llegar a una estupidez aún mayor, pero también podemos llegar a una verdad. Pero lógicamente, las premisas sólo se pueden comprobar cotejándolas con la realidad. Ejemplo: Si mi primo Bartolo es escultor, y es un cenutrio total... ¿Está mal la conclusión? Pues probablemente esté mal Bartolo. ¿Quién es para llevarle la contraria al mismísimo Aristóteles?

Este método parecería a simple vista algo simple, pero todo el sistema occidental de pensamiento se ha basado en esto. Incluso los ordenadores, con su modernidad, emplean este sistema. Son las llamadas "retículas booleanas" (esto hay que repetirlo tres veces). Total, que con el Y, O y NO podemos establecer relaciones entre los elementos y crear así, el universo. Parece una chorrada, pero que se lo pregunten a un programador. Si Pepe es mayor que Pablo y Palo más rico que Javier, ¿qué relación tienen Javier y Pepe? Tenían la misma novia (por cierto, un poco casquivana la chica).
Tomémonoslo con humor, el álgebra de Booles supone la aplicación a la matemática de un principio de pensamiento que, algunos antes algunos depués, ha regido la humanidad desde el Neolítico (salvo a algunos miembros de la Academia Sueca: Joyce se merecía el premio Nobel).
Esto me recuerda a esta "peliculilla" con Tom Hanks que han estrenado ahora (qué preciosa está Seth Gabel, me voy a hacer católico). Francamente, está bien que la gente hable de deidades femeninas (por fin se enteran). No diré nada, porque no merece mi divina atención (he estado centrado en la final de la Champions League, que eso sí es cosa seria). Pero mirémoslo un minuto: Premisas, conclusiones. Partiendo de premisas, erróneas o no, hasta un crío es capaz de obtener conclusiones.

Y ahora sí hablaré en serio. Creo en James Joyce y creo en Oscar Wilde y creo en William Faulkner. Los tres hablaban de historia a su manera, pero los tres se dieron cuenta de que la única verdad existía para ser contada, y que, más allá de la verdad de lo relatado, la belleza estaba por encima de la realidad. Puede ser una belleza cacofónica o una belleza griega, una belleza proporcionada o cacofónica, pero Schöenberg también era música. Quizá el gran hallazgo de este siglo (que quizá generaciones venideras desmonten) sea el advenimiento de una nueva moral basada en la belleza. Cuando desmontemos las normas escritas, cuando luchemos contra el academicismo artificial, quizá logremos algo francamente difícil: Contemplar la belleza académica desde una nueva perspectiva, libres por fin del corsé formal.
El problema de toda colectividad se basa en el miedo de estos individuos a pensar por sí mismos. He ahí la gran polémica del libro (y de la recién estrenada película). Los individuos siempre han necesitado un guía y un pastor, sea quien sea (debo limpiar mi estatua de Joyce, recuérdenmelo). No importa lo que la historia diga, hemos de mirar más allá del silogismo, más allá de la verdad histórica (y por tanto historicista) y pensar en la verdadera belleza del silogismo.

¿Es todo artista sensible? Quizá la premisa esté equivocada. Dijo Oscar WIlde en su prólogo a "El Retrato de Dorian Gray": El artista es el creador de cosas bellas. No importa si los artistas son sensibles o no, o si la sensibilidad es la condición para la creación de la belleza. Miremos al silogismo. ¿Les gusta? Entonces es verdad para ustedes, más allá de la historia.
Un día, el mundo se liberará de ese cáncer llamado historia.

Orgullosamente suyo,
Martín Cid

sábado, mayo 13, 2006

Dicotomías

Saludos, estimados lectores (eco, eco... vacío). Estoy a punto de terminar un cuento al que he puesto por título "Kernel 1.0". Si hay alguien interesado, lo podrá encontrar en Grupo Alción (probablemente, aunque igual me decido a mandarlo a algún otro sitio, nunca se sabe). Es un poco diferente, sobre todo en temática, a lo que he escrito anteriormente.
Desde luego, el personaje será un fumador.
No es que pretenda hacer "guerra sucia", lo cierto es que me da absolutamente igual si la gente fuma o no. El único motivo por el que deseo que fumen es que, de no hacerlo, convertirían el tabaco en un bien (BIEN) minoritario, y sería más complicado hacerse con él. Ahora debe estar hasta prohibido hablar de los beneficios del tabaco, pero piénsenlo: Terminaremos todos en la cárcel tarde o temprano.

Como en una buena sociedad (justa, democrática y parlanchina) tenemos leyes para todo. Vivo en Madrid. No sé si la habrán quitado, pero hace años había una ley, supongo que sigue habiéndola, que prohibe correr por la calle. Claro, tenemos centros habilitados para eso. También hay una ley que prohibe (expresamente) situarse fuera de la acera. Un ejemplo sería: Llegamos tarde al autobús, no tenemos dinero, corremos para cogerlo, esperamos diez centímetros fuera del bordillo... ¡A la trena!
Algunos (perspicaces) lectores argüirán: ¡Esto no sucede! Cierto señores, no sucede, somos seres libres bien-pensantes, que incluso tenemos la suprema libertad de echar una "carrerita" para coger el autobús. Pero incluso de las leyes más absurdas se infieren las consecuencias más crueles. Vivimos en un Universo Kafkiano, gobernado por la burocracia y leyes que, salvo que seas abogado, es imposible conocer (al menos todas). Las leyes, en teoría, protegen al ciudadano sobre los posibles abusos. Sí, es igual que al pobre Joseph K., al cual incoan un proceso que no conoce pero... ¡Alabemos! el sistema le da las armas para defenderse. Podremos decir al juez (que, probablemente fumará sustancias prohibidas, esperémoslo por nuestro bien) que "es una ley absurda". El buen juez nos comprenderá y pondrá cara de circunstancia: No estamos aquí para discutir la ley, sino para cumplirla.

De leyes tan absurdas como éstas se deduce que la ley está creada para pillarnos. La diferencia con el método stalinista es que, dentro de su crueldad, era más humana. Podemos ver cómo desaparecen, a medida que son eliminados por el "capo" de turno, los miembros del partido de la foto. Los pobres habían cometido el pecado (supremo) de no cumplir los dictámenes del jefe (o ya no eran útiles). Recuérdenlo cuando hablen con el juez, amigos lectores, porque ay de ustedes si no tienen un trabajo cuando sea dictada la sentencia: ¡Será motivo agravante!
Nuestra "democracia" es una "dictadura de la clase política". Por decir esto, de no contar con los servicios de un buen abogado, me podrían encarcelar. Existe también una ley que, en teoría, sirve como defensa del ciudadano: Si se expresa una opinión, no es motivo de delito. En Alemania aún encarcelan a señores historiadores por dar su opinión (estemos o no de acuerdo con lo que dice, no deja de ser una opinión). Llegamos a un tiempo en el que, cualquier idea que escape ligeramente a los "ideales establecidos" es objeto de burla cuando no condena implícita.
Señores (y señora o señorita que amablemente me lee), rasguemos de una vez nuestras vestiduras y recordemos el pasado. Hubo condenas y matanzas, y las habrá en el futuro, pero dentro de este salvajismo medieval... encontramos a un ser humano capaz de, por vez primera, ser hombre. Aquellos hombres, en su suprema estupidez, eran doctamente sabios, casi divinos en su falta de conocimiento. De sus enseñanzas perviven la cábala y la Biblia... No sabían qué era un ordenador, pero dedujeron las leyes de pensamiento basadas en silogismos (que luego aplicaría la informática en la programación). No sabían nada de leyes y, sin embargo, tuvieron la fuerza para poder pecar.

Amigos míos, no hablo de tabaco: Fumemos un minuto.

sábado, mayo 06, 2006

Comienzo.

Saludos a todos. Nos hemos mudado (yo y mi ego fundamentalemente) y hemos dejado de actualizar el otro espacio, aunque lo conservaremos activo y veremos si reporta algún milloncete que otro (hay que ahorrar para esas pipas de 20.000 euros con sombrerito tan "monas").
Primero, recomendar un artículo muy agradable, sobre todo a los no fumadores (para que empiecen de una vez, que ya es hora).
Cómo_los_mass_media_manipulan

El artículo está bien escrito. Un miembro del Club de la Pipa lo recomendó, y así me permito la osadía de recomendarlo.

Ahumados saludos para todos.

viernes, mayo 05, 2006