Hecho innegable: pocos son los escritores aficionados al fútbol. ¿Fenómeno de masas contra la reivindicación del individuo que siempre ha supuesto la literatura? Pocos son los escritores que abiertamente admiten su gusto por este deporte. Estaba Camus y, que yo recuerde, sólo yo. Supongo que otros habrá y seguro que otros habrá, quizás callen éstos, quizá sus razones tendrán, quizás estemos los demás equivocados.
Me gusta el fútbol porque me hace escapar de lo mundano, que son para mí las palabras. Es mundano el fútbol porque a muchos gusta y elegantes las palabras a ritmo porque son patrimonio de unos pocos. No soy de los que gustan de lo popular, más bien de lo selecto.
¿Por qué me gusta el fútbol? Quizás dentro del diletante y esteta sobreviva aún el esclavo que un día también fui. Hoy soy tan pobre como libre y tan libre como esclavo, por eso me gusta el fútbol que nada pide salvo la eterna fidelidad a unos colores que desgarran y alegrías, a veces, también dan.
Me gusta el fútbol por la lucha que nunca termina, porque el éxito se olvida a la mañana siguiente y porque nada permanece. Me gusta el fútbol porque me gusta el F.C. Barcelona y vivo en Madrid y eso es lucha y porque todos los que me rodean son del Real Madrid y porque detesto a Cristiano Ronaldo y sus piscinas olímpicas y sus salidas de tono de estrella del rock sin talento y porque me gustaba Stoichkov y también Messi, pero por qué no Zidane.
Me gusta el fútbol porque me hace sentir humano.
Por eso, también, antes de convertirme en escritor, me gustaba la literatura.
Me gusta el fútbol porque me hace escapar de lo mundano, que son para mí las palabras. Es mundano el fútbol porque a muchos gusta y elegantes las palabras a ritmo porque son patrimonio de unos pocos. No soy de los que gustan de lo popular, más bien de lo selecto.
¿Por qué me gusta el fútbol? Quizás dentro del diletante y esteta sobreviva aún el esclavo que un día también fui. Hoy soy tan pobre como libre y tan libre como esclavo, por eso me gusta el fútbol que nada pide salvo la eterna fidelidad a unos colores que desgarran y alegrías, a veces, también dan.
Me gusta el fútbol por la lucha que nunca termina, porque el éxito se olvida a la mañana siguiente y porque nada permanece. Me gusta el fútbol porque me gusta el F.C. Barcelona y vivo en Madrid y eso es lucha y porque todos los que me rodean son del Real Madrid y porque detesto a Cristiano Ronaldo y sus piscinas olímpicas y sus salidas de tono de estrella del rock sin talento y porque me gustaba Stoichkov y también Messi, pero por qué no Zidane.
Me gusta el fútbol porque me hace sentir humano.
Por eso, también, antes de convertirme en escritor, me gustaba la literatura.
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