Si ya esta mañana llamaba de manera más o menos velada a la señora Esperanza Aguirre poco menos que ultra, por la tarde se mete con los farmacéuticos porque se niegan a dispensar la “píldora del día después”.
¿Amarillismo? ¡Para nada! Simplemente sentido del humor cada día. Admiro profundamente a los redactores del diario porque hay que ser rematadamente bueno para crear semejantes noticias de la nada.
Si alguna vez hubo dos Españas más claras que ahora, que me lo cuenten.
¡Ah, sí! En el 36.
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