jueves, agosto 19, 2010

Verano, verano


Ya dijo T.S. Elliot eso de que abril es el más cruel mes… quizá por los lares ingleses, porque en España, me temo y soy absolutamente personal, es agosto el mes más cruel: sin fútbol y con un calor horrible. Es cruel también porque parece que las ilusiones del pasado se han ido extinguiendo, y aún no ha llegado septiembre para bañarnos con refrescantes nuevos proyectos (como el suicidio o una nueva novela).

Pronto pasarán estos calores y la soledad de la página en blanco volverá a teñir de palabras los sueños del verano, los engaños de mejores tiempos y la luz eterna de la promesa de un mejor futuro.

Ánimo, amigos míos, aún podría ser peor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ante tal provocación no queda más que entrar al trapo. Esas cinco y media identidades de género ¡gracias a Dios! siguen siendo la demostración de que se pongan como se pongan los aidómanos a Dios lo que es de Dios y al césar lo propio. ¡Y por muchos años!

Juan Manuel